Prensa Latina
La toma de
posesión del presidente estadounidense, Donald Trump, el 20 de enero pasado,
provocó un ambiente de incertidumbre a nivel global, debido a controversiales
proyecciones del mandatario en política doméstica y exterior.
Frente a esa
realidad, los gobiernos de América Latina y el Caribe coordinan esfuerzos para
enfrentar los nuevos peligros.
Al asumir en la
Casa Blanca, la promesa de revisar el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (Tlcan), firmado en 1994 con Canadá y México, y la decisión de construir
un muro en la frontera con este último país, crearon temores bien fundados,
debido a la amenaza que todas esas acciones representan para la estabilidad
regional.
Si algo bueno
provocaron esas proyecciones ultranacionalistas, según analistas, es que
tienden a estimular la unidad de las naciones al Sur del Río Bravo, como única
opción viable.
Desde que Trump
asumió la presidencia, las naciones latinoamericanas y caribeñas se movilizaron
y han realizado casi una decena de reuniones importantes, tanto al máximo nivel
como de especialistas y altos funcionarios.
Entre otros
eventos estuvo la XXII Reunión Ordinaria del Consejo de Ministros de la
Asociación de Estados del Caribe, -celebrada en La Habana el 10 de marzo- entidad
que nuclea a una veintena de naciones hispano, anglo y francoparlantes, e
incluye a México y estados centroamericanos.
A esto se suma
además la reunión cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom) que tuvo lugar el
16 y 17 de febrero en Georgetown, Guyana, y marcó las posiciones de sus
integrantes respecto al comercio y las relaciones en general en el Continente,
ante la nueva coyuntura política.
En enero pasado
tuvo lugar además en República Dominicana la V Cumbre de la Comunidad de
Estados de América Latina y el Caribe (Celac), ocasión en que los Gobiernos de
la región abordaron también el tema al máximo nivel.
La Celac,
organización de la cual está excluído Estados Unidos, fue fundada en 2011 en
Caracas, Venezuela, para agrupar a las naciones del área, frente al
desprestigio de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo secretario
general, Luis Almagro, es desde que asumió el cargo, uno de los principales
instrumentos para la implementación de la política de Washington.
ALERTA SOBRE PROTECCIONONISMO COMERCIAL
EXTREMO
Otro evento
importante celebrado en este año fue la XIV Cumbre de la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos
(ALBA-TCP) en Caracas, Venezuela, el 5 de marzo pasado, en ocasión del cuarto
aniversario de la muerte del presidente Hugo Chávez Frías.
En la reunión,
los dirigentes latinoamericanos y caribeños dejaron clara su preocupación por
los nuevos vientos que corren, asunto abordado con extrema claridad por varios
participantes en el foro.
En esa ocasión,
el presidente cubano, Raúl Castro, expresó que estamos en un momento crucial de
nuestra historia en el cual una regresión regional tendría un impacto muy
negativo en nuestros pueblos.
'La nueva agenda
del gobierno de los Estados Unidos amenaza con desatar un proteccionismo
comercial extremo y egoísta que impactará la competitividad de nuestro comercio
exterior; vulnerará acuerdos ambientales para favorecer los ingresos de las
transnacionales; perseguirá y deportará migrantes generados por la desigual
distribución de la riqueza y el crecimiento de la pobreza que provoca el orden
internacional impuesto', añadió el mandatario de la isla.
Raúl Castro
destacó además que 'el muro que se pretende levantar en la frontera norte de
México es una expresión de esa irracionalidad, no solo contra este hermano
país, sino contra toda nuestra región'.
En lo que la
nueva administración en Washington parece coincidir con la anterior es en la
'necesidad' de mantener la política de subversión contra los gobiernos del área
que desafían las ambiciones hegemónicas de Washington.
De cualquier
manera las más recientes reuniones y foros multilaterales en América Latina y
el Caribe, así como las posiciones de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador, entre
otros, parecen ir en la dirección correcta para enfrentar la nueva ofensiva de
la Casa Blanca, conformada por medidas de presión políticas y diplomáticas, sin
descartar la amenaza del uso de la fuerza.(Tomado de Semanario ORBE).
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