lunes, 8 de febrero de 2016

Chilenos aún claman justicia por los horrores de la dictadura

Actualidad RT

El 11 de septiembre de 1973, Chile sufrió un golpe de Estado, acontecimiento que supuso un antes y un después en su historia. Durante la dictadura de Augusto Pinochet (1974-1990), entre otras duras realidades, los militares chilenos tuvieron orden de arrestar a los opositores al nuevo gobierno enviándolos a diferentes centros de tortura del país, donde se cometieron gran cantidad de crímenes y aberraciones contra los opositores.

Ejemplo de ello es el Estadio Nacional o la Villa Grimaldi, en Santiago de Chile, notorio por ser uno de los lugares de reclusión más cruentos de ese oscuro período. Atados de pies y manos, los presos políticos que llegaban hasta este centro sufrieron todo tipo de vejaciones por parte de los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional, la DINA.

La vida en el "infierno" de Villa Grimaldi

"Esto era un infierno", describe Jorge Amaro, superviviente de Villa Grimaldi, uno de los primeros en llegar a este centro que aún recuerda cómo 45 personas vivían hacinadas en una pequeña celda mientras escuchaban los gritos de de mujeres torturadas hasta la muerte, las descargas eléctricas, las palizas a compañeros y los atropellos con coches. Aunque, según relata Amaro, también fue un lugar donde conoció grandes amigos entre los supervivientes de la represión.

"Después de la electricidad, a la gente le dan unas reacciones como de frío", explica Amaro. "Yo le dejé mi chaqueta a uno que llegó muy mal, a quien luego me encontré en Puchuncaví con ella y desde entonces nos hicimos muy grandes amigos", prosigue.

"Nosotros lo que queremos es un reconocimiento, primero que se identifique a todos estos criminales y que estos sean procesados y castigados", denuncia Patricio Negrón, secretario general de la Unión de Ex-Presos Políticos de Chile (UNEXPP) y superviviente de Villa Grimaldi, que regresó a su país para hacer justicia por los 236 desaparecidos en este campo de muerte. Sin embargo reconoce que, a pesar de haber una Policía especializada en estos crímenes, "son investigaciones complejas".

Investigación a contrarreloj

Actualmente son 930 los procesos de investigación abiertos sobre los casos de presos políticos y desparecidos, procesos en los que los testimonios de los supervivientes son clave. Por esta razón, el tiempo es un gran enemigo y muchos de los que lograron vivir ya han fallecido por edad o por enfermedad.

"El programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior lleva las causas de los detenidos y desaparecidos por la dictadura, pero no tiene competencia aún para las reparaciones", explica Rodrigo Lledó, jefe del Área Jurídica del Programa de DD.HH. del Ministerio citado. Mientras tanto, debido a que este tema se fue postergando durante mucho tiempo, "los imputados por los crímenes de la dictadura de Pinochet han ido falleciendo", como el mismo dictador Pinochet en 2006 y en 2015 el jefe de la DINA Manuel Contreras entre otros tantos altos cargos oficiales, así como los familiares de los detenidos y desaparecidos, manifiesta Lledó.

Hoy en día, son los hijos de las víctimas quienes continúan con este proceso y piden que los condenados no sigan en la cárcel militar con régimen especial de Punta Peuco.

Muchos de los ya condenados "están compartiendo celda con otro imputado", asegura Rodrigo Lledó. "La alternativa ya es poner un tercero o más en la misma celda, lo que implica ya situaciones de hacinamiento, o bien recurrir a las cárceles comunes, que es lo que piensan las agrupaciones", recalca Lledó.

Desde 1997, lo que antes fue un cruel centro de tortura hoy es conocido como el Parque por la Paz Villa Grimaldi. El arquitecto y restaurador de este parque, Luis Santibáñez, que también sobrevivió a las penurias del centro, explica que, gracias a los recuerdos, a los testimonios y los pocos antecedentes de que disponían lograron reconstruir el lugar, desde donde colgaban a los prisioneros, hasta los diseños de las celdas o los caballitos de mar de las baldosas para "que los recuerdos permanezcan vivos". Este parque "es importante porque es el primer lugar de latinoamérica en recuperar de la dictadura", añade Santibáñez. 

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